H.

y... ¿qué podría añadir?...

Podría hablar de las dos horas de sentimiento volcadas en el escenario...

O de las atenciones después del concierto...

De la increíble voz que tiene y regala...

De la paciencia con su público, hablando, firmando, escuchando...

De su energía y cómo la transmite...

De cómo abrazó a la reciente viuda que le explicaba que su marido lo adoraba... y él la escuchó durante tiempo y tiempo, como si no hubiera nadie más alrededor... de cómo acabamos todos llorando...

De su ingenio y su voluntad de hacernos felices...

De cómo me preguntó por Sara cuando le di la foto para que la firmara, y envió recuerdos y besitos para ella...

De su forma tan diferente y peculiar de hacer sobre y bajo el escenario...

De cómo cogió el teléfono que Julián le ofrecia para hablar con Seda, que estaba triste en Turquía porque no había podido venir al concierto... y él habló con ella y quedaron para el siguiente...

De todo eso y mucho más... y de como el resto del grupo no se queda atrás... de la amabilidad de todos y cada uno de ellos. Bueno, a Ian no lo vi... pero el resto lo compensaron con creces. Pete como siempre, atento, simpático, encantador... el enorme Rothery agotado y rendido al público... y por fin Mark, más agradable en las distancias cortas de lo que parece tras sus teclados... ¡y más guapo!

Pero decir todo eso, quizás fuera repetirme... y a fin de cuentas, el que no lo ha vivido quizás no lo entienda...

Si no lo has hecho, créeme, algún dia tienes que probarlo... te pasará que al dia siguiente, aunque apenas hayas dormido cuatro horas, te sentirás llena de energía...

Ya busco la siguiente oportunidad de estar con ellos...