miércoles, 14 de enero de 2009

EXAMEN DE CONDUCIR

Mi entrada anterior me ha hecho recordar una anécdota que me explicó una prima hace siglos... más o menos a mis dieciocho años (buff.. ha llovido desde entonces...y eso que hay sequía!)

Cuando Montse se examinó lo hizo, como casi todos, al tiempo que otro chico. Los dos vivían en una aldea del Bierzo (pero cada uno en la suya, en esas aldeas no suele vivir tanta gente como para que se dé la casualidad de que compartan exámenes)

En esos pueblines la única forma de desplazarse es el coche, así que muchos conducen por necesidad desde antes de tener el permiso. De manera que cuando el chaval se examinó, tenía un dominio más que notable del tema. Sabía meter las marchas, acelerar, frenar, girar... vamos, lo bordó. Conducía además con una soltura increíble, y mi prima se sentía intimidada por aquél muchacho que era capaz de hablar mientras conducía y llevar la ventanilla bajada con el brazo izquierdo apoyado en ella en claro signo de dominio del asunto.

Montse no había conducido nunca, aún así consiguió aprobar.

Cuando le dieron la nota al chaval se quedó de piedra: 'suspendido'... casi le gritó al examinador:

- ¡pero si lo he hecho perfecto!
- Si, la verdad es que conduces muy bien.
- ¿entonces????
- ah.. bueno, ¿por el suspenso lo dices?... no te preocupes... es simplemente para que dentro de quince días vuelvas a examinarte...¡del otro brazo!

Evidentemente, el chaval fue el único que no se rió... a los demás hasta les hizo gracia.

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